Radiografía de la música folklórica


RADIOGRAFIA DE LA MUSICA FOLKLORICA
                       

Por: Remberto Paye Paye

INTRODUCCIÓN

 La música folklórica boliviana ¿mantiene su tradicional vigor, o por el contrario está estancada y en crisis por falta de valores y compositores?, durante este trimestre estudiaremos la realidad del folklóre y la música criolla.

Folklore según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua, es el conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc, tradicionales de un pueblo, es la esencia de la cultura.

Pero más allá de la definición académica es el reflejo difícilmente descriptible del sentimiento y el alma de una nación o una región.

El canto y la música folklórica o, como gustan identificar algunos compositores, la música criolla, es la expresión popular que eleva el espíritu del pueblo, ya sea en sus momentos de euforia, alegría o tristeza.

Sin la música autóctona y folklórica, un pueblo, no tendría identidad, ni tampoco la facilidad para expresar sus sentimientos.

Por lo tanto el folklore es como nuestro carnet de identidad, nuestra huella nacional indeleble, sin la cual seríamos un pueblo sin pasado ni destino.

LA MUSICA BOLIVIANA NO ES EL PRINCIPIO NI EL FIN


“Los bolivianos creemos que la música denominada folklórica es el principio y el fin de todas las músicas latinoamericanas e incluso del mundo, sin tomar en cuenta que es un producto que hace muchas décadas no se renueva en sus objetivos”.

El destacado director de la Orquesta experimental de instrumentos nativos, Cergio Prudencio está convencido que la música folklórica está estancada por la falta de renovación en todos los sentidos. De hecho cree que nos hemos quedado en este sentido en la década de los sesenta.

Estancamiento: Prudencio creador de música para películas nacionales, es un convencido que estamos estancados. El reloj de la creatividad se quedó parado en la década de los años sesenta. Con certeza Prudencio opina que la música folklórica que en realidad es música popular, es uno más de los componentes de la música boliviana que en la década de 1960 ha revolucionado la concepción de la música en nuestro país, pero no logró evolucionar más allá con el tiempo.

Según Prudencio, está estancado la música y no ofrece otra alternativa, y lleva por el contrario a una alineación cultural, la música pura o andina esta desapareciendo por causa del neofolklore porque los músicos en vez de renovar la música pura, lo único que hacen es alterar la música así por ejemplo: utilizan guitarras eléctricas, bateria, ahora incluso charangos incorporados con micrófono, que altera por completo la música folklórica, y lo que es peor aún ritmos totalmente alterados, dicen que es morenada o cullaguada y más parece ritmos africanos o ritmos tecno, y lo hacen por no perder la moda, sacrificando así la cultura nacional, nuestra identidad.

Los bolivianos creemos que la música de Bolivia es la mejor del mundo, cuando en realidad no es así, porque no hay renovación, aporte creativo, ni mucho menos sentido poético que refleje el sentimiento y las costumbres cotidianas de la rica variedad popular. Pero lo gracioso de algunos bolivianos, sobre todo en aquellos que dirigen programas de radio o televisión que dicen que la música es la “mejor del mundo”, ni ellos valoran nuestra música y nuestro folklóre, tal vez se debe a la poca formación o casi nada sobre nuestra cultura, así son simples ignorantes frente a los micrófonos es el caso del Programa Sábados Populares, cuando el animador habla en otro programa como es “Estudio Abierto” dice debemos defender lo nuestro, que los jóvenes aprendan a valorar y a sentirse orgullo de su cultura, mientras en su propio programa, demuestra mucha pobreza intelectual y falta de creatividad, y lo único que pueden hacer personas como este es alienar a los jóvenes, hacerles bailar rap, tecno, cumbia, y copiando así lo que en otros países hacen y así todos los días la juventud es manipulado, por los medios de comunicación.

Debemos aprender -para no caer en la ignorancia-, todas las músicas del mundo que nos permita comparar y decir cual es la mejor, sin alienarnos ni apropiándonos de la música de otras culturas, debemos conocer simplemente con el único fin de ver en que sentido están renovando su música o como está evolucionando, y si nuestra música esta renovando o no, y que es lo que podemos hacer para que nuestra música siga vigente y mejor aún si nuestra música se pueda exportar, y que otras naciones puedan valorar lo que los bolivianos sabemos hacer.

Para terminar este artículo, según Prudencio, son dos los grupos que marcaron el modelo de folklóre y son los Jairas y Kjarkas, los demás grupos folklóricos lo único que hicieron es copiar lo que estos dos grupos han hecho sin renovar en nada. Wara, Altiplano y otros que tocan con instrumentos eléctricos, no han aportado nada a la cultura nacional, más bien estos grupos han tergiversado y alterado la música nacional. Por lo tanto, debemos tratar de conservar nuestra identidad, es decir la música pura o llamada también Andina y la música folklórica (el estilo de los kjarkas).

Transformaciones en la música:

UNA BÚSQUEDA INCESANTE DE IDENTIDAD


Dos grandes etapas marcan el desarrollo de la música folklórica boliviana para el estudioso de este arte, Oscar García, Director de la orquesta de instrumentos nativos. A partir de la irrupción de la música folklórica en el ámbito urbano boliviano. A fines de los años sesenta uno de los grandes aportes fue la que hicieron los jairas, se conformó un modelo de grupo folklórico que usaba el bombo. Charango con la inclusión de instrumentos del área campesina (el siku, la quena, etc.)
La introducción de la música folklórica dentro de una sociedad urbana, que había rechazado a esta música, fue importante. La sociedad tuvo que aceptarla y adoptarla como un elemento más de la identidad nacional. A partir  de entonces se da una gran evolución de la música folklórica urbana con grandes aportes como los “Kori Huayras”, “los Caminantes” que estuvieron preocupados de recoger creaciones de áreas no urbanas y se esforzaron por urbanizarlas, es decir, dotarles de una imagen citadina, una vestimenta adecuada para su aceptación por el gran público.
Una gran momento para la irrupción de esta música se dio con la apertura de peñas folklóricas en los años sesenta. Estas se preocuparon por recuperar la música tradicional campesina. Ir al interior de la patria, al campo, a las comunidades más alejadas y que se interpreten en la ciudad.
El fenómeno musical boliviano no fue un chispazo, estuvo enmarcado en el gran movimiento de transformación que se experimentó en el mundo en la década de los años sesenta, con exponentes de gran talla como los Beatles, la revolución estudiantil de París en 1967, la rebelión universitaria y la masacre mexicana en Tlatelolco, el intento subversivo del “Che”, el pacifismo de los hippies.

EXPONENTES:
García en su análisis destaca la gran preocupación que hubo en la década de los setentas. Después del éxito de los “Jairas” el mundo folklórico y de la música criolla no podía detenerse. El desafío era recuperar la música tradicional campesina, que fue importante para su posterior desarrollo en el país. Los grupos “Aymara”, “Wara”, “los Masis”, “Canata” fueron importantes en este sentido.
El mercado y los medios de comunicación con su poder de influencia han hecho que el esfuerzo de la década anterior se consolide durante los ochentas y presionasen para incorporar algunos elementos que ya no pertenecen a la música tradicional campesina, sino que son parte de lo urbano.
Elementos como las guitarras eléctricas, bajos, baterías y otros, que según Oscar García le dan un resultado que ya no es folklóre y que se la puede llamar “música popular urbana”

FALTA DE CONTINUIDAD

En el territorio de la música folklórica se da un corte que divide lo que se hizo hasta entonces y lo que viene después.
Uno de los más importantes aportes en estos últimos años, tratando de volver a los años sesenta es el de “Música de Maestros”, porque no sólo recupera obras de grandes autores bolivianos, sino las maneras de ver la música, de los años cincuentas y sesentas.

UN PUNTO APARTE

Un aspecto que diferencia García son “los Kjarkas”, Es un grupo que se lo podría colocar “en otro frasco”. Son diferentes, pero están dentro de la gran familia de los folkloristas.
Los Kjarkas recogen y reflejan el sentimiento popular y el espíritu rebelde en temas emblemáticos como “Bolivia“Bolivia”. Por eso son diferentes.
El aporte a nivel folklórico en opinión de García es de “Música de Maestro”, a nivel personal de Jesús Durán, un compositor que cultiva los géneros de las cuecas, bailecitos, y otros, que están arraigados dentro del folklóre urbano y que obviamente con los años se olvida la autoría, como es el caso de la cueca “No le digas” con letra de Jaime Saenz.
El trabajo interpretativo de Jenny Cárdenas, Luis Rico, Savia Nueva con su rescate de música per-urbana es de la misma manera fundamental.
El corte que se hizo de la música tradicional campesina y lo que hace hoy “Música de Maestro” significa un período muy largo de desencuentro con la música folklórica.

CAMBIOS EN LA ACTUALIDAD


Fundamentalmente se vive un momento histórico, económico y cultural, en el que han cambiado los valores, metas, expectativas del hombre como tal. Ahora es importante resolver los problemas individuales. “El mundo a empezado a vivir a mayor velocidad”.
“El yuppismo es un síntoma de estos tiempos. El sentir que a los treinta no se ha llegado a determinados logros económicos significa que uno esta acabado”.
El neoliberalismo va cada vez más veloz y se da la tendencia a la competencia.
“En un mundo donde prima el  mercado y la competencia volver a las raíces culturales a recuperar y reconocer en la tierra mirando más hacia adentro que hacia fuera es cada vez más difícil.
La juventud de hoy está empujada hacia los logros individuales y la cada vez mayor deshumanización de la sociedad exacerba todos los límites. Es por ello que los medios de comunicación ya no les interesa difundir folklóre, porque ya no vende. Un mercado en lo que vende aquello que es inmediato y que a la semana muere. Los autores e interpretes representan en la actualidad el tipo de hombre que el sistema quiere, “si se viste de yuppie y piensa como él, le va bien en la vida”.
Un ejemplo es la cantante Soledad de Argentina que transforma al folklóre. Lo convierte en un Mercurio, Fey o Magneto y eso vende. Según García tal vez sea válido porque se interpreta otra vez esta música pero el problema es “como se lo está haciendo ahora”.
“Si alguien hiciera algo así en el país, tal vez guste pero lamentablemente somos muy apegados a las tradiciones o demasiados vanguardistas. “vanguardistas no en el buen sentido de hacer las cosas porque uno no sabe porque las hace”.

UNA EXPERIENCIA:
La orquesta de Instrumentos Nativos dirigida por Oscar García se muestra como una experiencia renovadora.
“reconocer que somos un país pobre, oprimido, pero con lenguajes ricos en todas las áreas. Y con una actitud digna decir al mundo que contamos con una tradición musical enorme y con talentos extraordinarios. No ser una sociedad de museo y que tenga los pies bien puestos en el suelo”.


Distintos raíces, un mismo propósito:

LOS CAMINOS DE LA MUSICA

Para hablar de la música  en general el antropólogo Javier Romero, afirma que se debe partir de cuatro raíces.
La primera raíz se sustenta en la música extranjera, con connotaciones del blues, jazz hasta llegar al rock.
La segunda raíz en la música criolla colonial, ya sea en cuerdas o teclados que se refiere a la música de salón que interpreta cuecas, bailecitos y otros.
La tercera, también se refiere a la música colonial, pero de calle, que surge a partir de las bandas. Bandas que interpretan diabladas, morenadas, tobas, tinkus, ec.
Para finalizar, la cuarta raíz que tendría como base la música étnica o autóctona que es ejecutada en las comunidades campesinas. Cuando se traslada a las ciudades se transforma en música autóctona. Para Romero, la música étnica manifiesta una identidad cultural. Un comunario de Chayanta tocará el jula jula de una forma; más un citadino que toca en un grupo autóctono, tocará el jula jula, pifano, chokelas (instrumentos de distintas regiones), más con fines de difusión, de extensión y demostración con el aditamento del lucro.
“En la raíz étnica uno toca por su cultura, sus usos y costumbres, más que por un espectáculo”.

PRIMER GRUPO
“Fusión” término que se designa a una corriente en la música nacional. Que surge de dos vertientes. Una que se detalla estrictamente a la utilización de instrumentos occidentales y en la otra vertiente a los tipos musicales que interpretan.
La música “Fusión”  toma en primera instancia dos raíces. La corriente rock, jazz, blues y la criolla colonia.
“Wara” en este sentido es un grupo característico de la música “fusión” del mismo modo como  los hicieron en distintos tiempos los grupos “aymara” y “konlaya”.
Un punto aparte es “kalamarca” que no ingresa a las corrientes del jazz, rock y blues. Este grupo en el futuro puede posibilitar el surgimiento de una nueva corriente de música, ellos solamente toman música criolla de la calle como vertiente. Como una tercera corriente está “altiplano” que en su obra musical toma solamente el rock y la música criolla.

SEGUNDO GRUPO
Aquí se encuentra lo que denomina Romero, como “la corriente kjarkas” en donde se encontraría los demás grupos folklóricos como: “Amaru”, “Illimani”, “Fortaleza”, “Ancestro”, y otros del tipo.
Esta corriente se la puede dividir en cinco:
En un inicio sólo toman la música criolla de salón e interpretan las cuecas y bailecitos. En una segunda etapa hacen uso  de elementos de la música autóctona y empiezan estos grupos a tocar chuntunquis y huayños. Los interpretan con la utilización del charango, guitarra, huancara y no como se lo toca originalmente en las comunidades, con los sikus y el bombo.
En una tercera etapa tienen mayor incidencia en la música autóctona, puesto que en la anterior etapa sólo realizaron experimentos con esta música,
Ya en la cuarta etapa los grupos de la “corriente kjarkas” incursionan en la música de nada que es criolla colonial y con mayor fuerza con la balada que va dar lugar a la posterior formación del grupo “Pacha”, en el caso de los kjarkas. Lo que pretenden, es entrar al mercado de consumo, y ser un producto que sea comercialmente competitivo.
En el último etapa, un poco se retorna la tercera donde se utiliza el concepto de música de banda, la autóctona y la música criolla.
En este grupo  en el esbozo de trabajo de investigación  de Javier Romero, se plantea una clara manipulación cultural, una agresión cultural del grupo kjarkas.
Se ejemplifica con la interpretación de la saya en sus producciones musicales. Ellos tienen una saya que no es la saya afro de los yungas. Nadie apoya a los auténticos exponentes de la saya cuando plagian el nombre, la cultura y lo utilizan como cliché de saya para vender discos, luego hacerse famosos y seguir lucrando.
Ahora algunos conjuntos tocan el ritmo de los tobas en esta última época, que para el Romero es un rescate cultural y musical, que hizo kalamarka. Como tuvo acogida en el público se convierte en un buen producto para el mercado y empiezan a tocar ritmode tobas.
Los otros grupos tendrían el mismo objetivo: lo comercial y el prestigio, como un aspecto principal y no son los amantes del arte que hacen música por esa convicción y no por el lucro.