La música y las artes

 LA MÚSICA Y LAS ARTES


Por: Remberto Paye Paye

Quedará claro que la palabra música, como se la suele usar, se puede referir a sonidos, a una hoja de papel, a un concepto formal abstracto, a una conducta social colectiva o a un modelo coordinado simple de impulsos neuroquimicos en el cerebro. Por ahora dejemos que música signifique cualquier cosa de las que habitualmente se entiende por esa palabra.

La música no siempre ha sido considerada un arte ni los pensadores occidentales, han mostrado tendencia alguna en concordar en agrupamientos estándar de las  artes hasta hace relativamente poco tiempo, la palabra griega para designar al arte, era techne y su significado se acercaba más  a “oficio, habilidad, técnica”, para los griegos, el arte era tanto obra de la mente como de la mano, que alentaba la distinción entre los campos teóricos y prácticos de cualquier arte.

Como consecuencia de esta línea de pensamiento, la poesía y la música quedaban excluidas del circulo de las artes, porque se pensaba que ambas eran producto de la inspiración y el rapto maniático. El poeta y el músico eran vistos más como profetas en tanto que el pintor y el arquitecto eran considerados artífices y artesanos, los primeros eran irracionales y los otros racionales y trabajaban, según un conjunto de reglas claras.

Otro principio clasificatorio importante sirve de base a los agrupamientos medievales de las siete artes liberales: tres caminos (elocuencia) gramática, retórica, lógica; cuatro caminos (del conocimientos) aritmética, música, geometría, astronomía. Esta clasificación nos resulta extraño, ya que mezcla ciencia, arte y práctica de comunicación. La edad media promovió así una visión algo esquizoide de la música: la música especulativa, era una disciplina intelectual con un fuerte toque de diletantismo, basado en las matemáticas y asociada con una especulación cosmológica, en tanto que la música practica ocupó una posición muy inferior.

El pensamiento musical griego, se refería a una variedad de temas importantes: los efectos de la música sobre el alma y el cuerpo (la doctrina del carácter), las fuentes de la creatividad artística, la forma de juzgar adecuadamente a la música, el valor de la música para promover la buena ciudadanía y desarrollar los interés del estado y el lugar de la música entre las artes.

Podemos mencionar brevemente algunos otros valores importantes de la música griega:

Los  autores griegos como Platón, Aristóteles destacaron el poder formativo de la música sobre los jóvenes, es el caso de la formación del carácter que es una mezcla de la teoría educativa con psicología y terapia y supone que la música ejerce efectos poderosos sobre el cuerpo, el alma y la mente, para bien o para mal, inmediatos o residuales. Desarrollar el carácter moral era prioritario para la educación griega, ya la música se le asigno  un papel central en la formación del carácter. Damón de Atenas, uno de los maestros de Sócrates, estuvo entre los primeros autores que sugirieron una conexión específica entre la música y la formación del carácter humano y sus enseñanzas fueron la base de la mayor parte de las actitudes de Plantón hacia la música. La premisa de Damón  se expresa de este modo: “El canto y la danza surgen necesariamente cuando se conmueve de alguna forma al espíritu; canciones y danzas , bellas crean un alma semejante y la especie opuesta crea una especie de alma opuesta” (traducido por Kathleen: en Educación musical en Grecia 1942). Aristóteles fue todavía más específico: “ Hasta las melodías, simples hay imitación del carácter , ya que las escalas musicales difieren esencialmente unas de otras y los que las oyen se ven afectados por ellas de distintos modos. Algunas entristecen y otras afiebran la mente...” algunos ritmos tienen un carácter reposado; otros de movimiento más vulgar y otros as nobles” . (Política de Aristóteles).

La idea del carácter conllevaba importantes implicaciones políticas ya que tanto Damón como Platón creían que la música podía implantar todas las virtudes (valor, moderación e inclusive justicia).

Los griegos escribieron sobre la aplicación de la música en la terapia y la educación como se aplicaría una droga. Se elegía música estimulante para despertar a los autista, los hemáticos y los débiles; música suave para calmar a los iracundos, a los nerviosos y a los hiperkinéticos. Pero para la educación en general, sólo se aprobaban las escalas y los ritmos moderados, aquellos que no contenía, desequilibrio o exceso de energía o movimiento, sino tan solo pasos regulares y parejos.

Los instrumentos musicales, también han sido temas de  investigación, es así que las antiguas asociaciones de culto son fuente de muchos significados que se les asignan a los instrumentos en el arte.
Apolo simboliza todo lo que en la vida y el arte griego es ordenado, moderado, proporcionado, racional, comprensible y claro en su estructura formal, la lira y la citara eran los instrumentos de Apolo, prototipos de los posteriores instrumentos de cuerda y representantes de todos los principios apolineos: armonía, claridad formal, razón, moderación y objetividad. El instrumento Dionisiaco era el aulos (Dionisio era el Dios del vino y Señor de las origias y el teatro). El aulo estaba asociado con el mundo del teatro griego y representaba a lo informe, lo irracional, la pasional, lo subjetivo, lo irrestricto, el impulso melódico irracional. Los instrumentos de cuerda en especial los pulsados (más que los de arco) han llegado a representar la armonía.

El instrumento en si es visto como algo extrínseco al cuerpo, símbolo externo del orden interno. La falta es el instrumento musical más simbólico activada por el propio aliento de la vida, simboliza la extensión directa del espíritu humano y por su forma fálica, una proyección del órgano corporal. Como otras clases de objetos culturales, a los instrumentos musicales se les suele asignar género; en la generalidad de las culturas musicales del mundo la flauta es masculina en tanto que los tambores son casi siempre femeninos.

La tradición europea de la edad media, también nos presenta distintas ideas sobre la música: algunos filósofos como San Agustín, escribió acerca de la música y la definía así a la música “ música est Scientia bene moduladi”. Podemos suponer que se emplea aquí la palabra Scientia (ciencia) en su sentido más amplio, como conocimiento; la palabra modulati invita a la interpretación: medir, regular, limitar, mover, poner en movimiento, cambiar, modelar o dar forma. Como  explica San Agustín  “a través de este movimiento mental se imprime el ritmo sobre su facultad de actividad mental y logra la formación activa que se llama arte. este ritmo es inmutable y eterno sin desigualdad posible en él. Por lo tanto debe venir de Dios”.

Así como o el mejor ritmo es el que mejor se corresponde con el movimiento y el ritmo ideales; la mente perceptora juzga sobre la base de los conceptos innatos de orden, unidad y proporción.

San Agustín sin duda una figura sobresaliente en la filosofía de la música (que analiza en su libro undécimo de las confesiones) y posiblemente el observador más agudo del proceso musical antes de los tiempos modernos. En sus escritos se destacan determinadas cualidades que resultan admirables y sobre todo, un raro encanto por la música, tanto en el nivel sensorial cuanto en el intelectual.

La existencia entre la filosofía y la música en el medioevo. Una obra de arte, antes que nada, era un símbolo y estaba modelada según la naturaleza, organizada según formas y proporciones ideales. Se crea con el fin (conocimientos, revelación, regulación del alma) y por lo tanto era útil, la teoría medieval de la música se preocupaba mucho por los problemas rítmicos en especial las nuevas notaciones y sus interpretación.


PENSAMIENTO MUSICAL ASIÁTICO

La filosofía musical de India y Japón, dos antiguas culturas y que también tienen su forma de pensar acerca de la música.

El arte asiático es perceptivo y se ajusta a una variedad de cánones, modelos y valores tradicionales, la mayor parte de las artes asiáticas destaca el riguroso refinamiento de un espectro limitado. La conciencia del cuerpo humano y su operación son formas comunes en la teoría estética. Se le otorga poco valor a la originalidad, lo individual, la evolución estilística y el desarrollo o a lo real como se lo percibe.

Con la riqueza de la música Oriental muy fácil de lograr en la actualidad, por medio de las grabaciones, encontramos el uso de instrumentos musicales como: flautas, cuerdas punteadas (koto, biwa, shamisen) e instrumentos de lengüeta, así como un conjunto de tambores, campanas y otros instrumentos de percusión. Los géneros incluyen música para solista y de cámara así como una variedad de ensambles mayores para músicas rituales y teatrales.

La filosofía de la música se basa en supuestos metafísicos; el sonido se iguala  con la  conciencia universal, la estructura del universo, el proceso cósmico de la creación y se corporiza en la divina trinidad que componen Brahma, Vishñu y Shiva. Por eso el sonido musical es una manifestación de la corriente continua del sonido universal que corre por lo profundo del cuerpo humano. El sonido puro interno, es sutil, espiritual, indiferenciado, no manifiesto y eterno.

El filósofo asiático, considera a cada emisión de sonido (especialmente el sonido vocal) como una acción, sagrada y como un medio de embargue en el sonido universal. Su improvisación inicial en tiempo libre simboliza la liberación de sonido de su fuente interna y su delineación de las alturas y los registros individuales.